Cómo afectan las redes sociales a tu cerebro.
Habías escuchado hablar de la neuroplasticidad? Se trata de la capacidad del cerebro para adaptarse y reorganizarse continuamente, formando nuevas conexiones neuronales en respuesta a experiencias y aprendizajes. Luego de modificarse, no es que vuelve a su estado original, sino que –como una plastilina– adopta nuevas formas (que pueden ser mejores o peores).
El uso creciente y constante de Internet ha generado preocupaciones sobre sus efectos negativos en esta capacidad. Así que, destacaré cuatro de ellos para que veas cómo se relacionan con tu vínculo con Dios:
1-Disminución de la capacidad de atención
La constante exposición a información fragmentada y rápida entrena al cerebro para procesar información superficialmente y de manera veloz. Según estudios, los usuarios frecuentes de Internet pueden desarrollar un tipo de atención dividida, en la que se hace difícil mantener la concentración en una sola tarea durante períodos prolongados.
Este fenómeno, conocido como “atención superficial”, puede debilitar la capacidad del cerebro para enfocarse en tareas complejas que requieren un pensamiento profundo y sostenido. ¿Por qué piensas que cada vez te cuesta más escuchar un sermón, leer grandes porciones de un libro o de la Biblia y mantenerte concentrado en la oración?
2-Impacto en la memoria
El acceso fácil y rápido a la información en línea ha llevado a una dependencia creciente de los motores de búsqueda y otros recursos digitales. Esta dependencia puede tener un impacto negativo en la memoria, particularmente en la capacidad de retener y recordar información a largo plazo. En lugar de almacenar datos en el cerebro, los individuos tienden a confiar en la capacidad de buscar esos datos cuando los necesiten. A este fenómeno se lo conoce como el “efecto Google”.
Esta tendencia puede debilitar las conexiones neuronales responsables de la memoria a largo plazo. ¿Cuándo fue la última vez que dedicaste tiempo para memorizar textos de la Biblia y estudiar las verdades que en ella se encuentran de forma extendida?
3-Reducción de las reflexiones profundas
El consumo constante de contenidos en línea puede reducir el tiempo dedicado a la reflexión profunda y el pensamiento crítico. La naturaleza efímera y fragmentada de la información en Internet no fomenta un análisis profundo ni la contemplación prolongada, procesos que son cruciales para el desarrollo de ideas complejas y el razonamiento crítico. La falta de tiempo dedicado a la introspección puede limitar la capacidad del cerebro para procesar y comprender información en un nivel más profundo.
¿Dedicas tiempo a leer tu Biblia? Cuando terminas de leer, ¿continúas con tus responsabilidades o dedicas un tiempo de reflexión? ¿Cuántas veces durante el día reflexionas sobre lo estudiado? ¿Te cuesta pasar un tiempo en oración?
4-Cambios en el sistema de recompensa y motivación
El diseño de muchas plataformas en línea, especialmente las redes sociales, se basa en proporcionar recompensas instantáneas, como “Me gusta”, comentarios y otras formas de retroalimentación positiva. Estas recompensas activan el sistema de dopamina en el cerebro, asociado con la sensación de placer y gratificación. La búsqueda constante de estas recompensas instantáneas puede alterar el sistema de recompensa cerebral, haciendo que los individuos busquen gratificación inmediata en lugar de objetivos a largo plazo. Esto puede llevar a una disminución de la capacidad para retrasar la gratificación y un menor esfuerzo en actividades que requieren paciencia y perseverancia. ¿Cuál es tu reacción cuando Dios no hace las cosas como,
donde o cuando tú quieres? ¿Te autosaboteas desistiendo de Dios cuando no ves cambios rápidos? ¿Qué reacción tienes cuando tus circunstancias no se modifican? ¿Dependes de tus sentimientos para ser fiel a Dios?
¿Logras ver la gravedad del problema?
Hoy, Dios te dice en Proverbios 23:26: “Dame, hijo mío, tu corazón y miren tus ojos por mis caminos”. Evalúa ahora tus hábitos de consumo y los de tu familia en Internet. No puedes seguir de esta forma ya que esto está moldeando tu relación con Dios. Comienza con reconocer el problema y ser intencional, pidiéndole fuerza y sabiduría a Dios en oración.
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