Las ventajas de un aprendizaje único.
Vivimos rodeados de pantallas brillantes, aplicaciones que prometen hacernos la vida más fácil y notificaciones que aparecen constantemente atrayendo nuestra atención. Pero, en medio de tanta inmediatez, corremos el riesgo de olvidar el valor profundo y silencioso de abrir una Biblia impresa, de leerla y estudiarla profundamente.
Para muchos adultos, puede parecer solo una cuestión de formato. Sin embargo, en realidad, elegir el papel por sobre la pantalla es un acto espiritual, cognitivo y afectivo. Es una forma de reconectarnos con la Palabra viva de Dios y con nosotros mismos.
Hace un tiempo, después de una charla de la Dra. Thalita Silva sobre el impacto de las pantallas en la vida espiritual, comencé a observar un detalle que antes me pasaba inadvertido: cada vez se ven menos Biblias abiertas en los cultos, en los hogares y en los momentos personales de devoción. Casi todo sucede desde un dispositivo.
Aunque las aplicaciones bíblicas son útiles y muy necesarias en ciertos casos (como una consulta rápida, un viaje o alguna urgencia), empecé a preguntarme: ¿Qué se pierde —y qué se gana— cuando elegimos leer la Biblia en papel? Este artículo nació de esa pregunta, y es una invitación a mirar con nuevos ojos el valor de lo impreso.
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LA PALABRA VIVA DE DIOS
La Biblia no es simplemente un libro antiguo de tapas negras: es la Palabra viva de Dios, inspirada por el Espíritu Santo, capaz de transformar vidas, consolar corazones y guiar decisiones. A través de ella conocemos a Jesús, entendemos el plan de salvación y aprendemos a vivir con propósito en este mundo y esperanza de vida eterna. Sobre el valor de la Biblia, Elena de White dice que “es la única regla de fe y doctrina. Y no hay nada más a propósito para vigorizar la mente y fortalecer el intelecto que el estudio de la Palabra de Dios. No hay otro libro que sea tan poderoso para elevar los pensamientos y dar vigor a las facultades como las vastas y ennoblecedoras verdades de la Biblia” (La educación cristiana, p. 258).
La Biblia ocupa un lugar central en la fe de los adventistas del séptimo día, y esto está claramente expresado en sus creencias fundamentales. Transmitir esa identidad significa enseñar a cada generación —y recordarnos a nosotros mismos— que amar y usar la Biblia es el mayor regalo espiritual que podemos compartir.
“No hay otro libro que sea tan poderoso para elevar los pensamientos y dar vigor a las facultades como las vastas y ennoblecedoras verdades de la Biblia”.
UNA EXPERIENCIA SENSORIAL COMPLETA
Te invito a detenerte un momento. Toma tu Biblia, si la tienes cerca. Escucha el sonido de sus finas páginas:
se escucha un murmullo suave, casi como un susurro. Ese sonido acompaña la lectura y marca el ritmo del descubrimiento espiritual. El tacto también entra en juego: el peso del libro, la textura delicada de las páginas, todo transmite reverencia y cuidado. El olor característico de la Biblia, especialmente aquellas muy leídas, evoca recuerdos y crea vínculos afectivos con momentos de devoción. ¡Leer la Biblia en papel es una experiencia distinta! No hay notificaciones que interrumpan la lectura y no hay ningún brillo artificial. Hay silencio, atención y presencia.
Estas experiencias —audición, tacto, olfato, vista e incluso la escritura manual— activan diferentes áreas del cerebro, fortaleciendo la memoria y la comprensión. La ciencia lo confirma: el contacto físico con la Biblia cambia la forma en que comprendemos y recordamos. En este sentido, el neurocientífico Michel Desmurget destaca que los libros impresos, al permitir subrayar, doblar páginas y sentir el objeto físico, estimulan el desarrollo intelectual, emocional y social. La lectura en papel se convierte así en una “máquina de configurar la inteligencia”, favoreciendo la concentración, la empatía y la expresión verbal.
Ahora piensa en la lectura digital. Las pantallas nos entrenan para la prisa. Tal vez te resulte práctica porque rápidamente puedes acceder a comentarios, diccionarios y otros materiales que pueden ayudarte a comprender la lectura bíblica. Pero, mientras buscas un versículo, las notificaciones y otras aplicaciones relacionadas con entretenimiento o responsabilidades pueden rápidamente llevar tu mente a otros asuntos. Nicholas Carr, autor del libro Superficiales: ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes?, sostiene que la lectura en pantallas puede fragmentar la atención y dificultar la concentración, lo que afecta directamente la capacidad de meditar en la Palabra, profundizar en sus significados y permitir que transforme el corazón.
LA MEMORIA ESPIRITUAL
¡Pero hay más! Desde el punto de vista pedagógico, la lectura de la Biblia impresa favorece la codificación significativa, es decir, la capacidad de comprender, conectar y memorizar el contenido. Este proceso involucra atención, memoria de trabajo y consolidación, especialmente cuando hay repetición y reflexión (podríamos dedicar un artículo entero a hablar sobre la importancia de memorizar textos de la Biblia).
Además, el uso de la Biblia física ayuda a combatir la llamada amnesia tecnológica, o sea, la tendencia a olvidar información que confiamos a los dispositivos. Cuando sabemos que podemos “buscar” cualquier versículo en el celular, sentimos menos motivación para memorizar. Pero, al tener una Biblia propia, marcada y personalizada, se desarrolla un vínculo con el texto y con el Dios que habla a través de él: esa Biblia es testigo de nuestra historia espiritual. Cada marca es una conversación; cada página, una respuesta.
APRENDIZAJES ÚNICOS CON LA BIBLIA IMPRESA
El contacto directo con el papel, el peso del libro, el sonido de las páginas y el esfuerzo de buscar los textos hacen que la lectura se vuelva un proceso activo, significativo y hasta emocional. Mucho más que un hábito espiritual, este contacto genera aprendizajes que fortalecen la mente y el corazón. Por eso, quería enfatizar algunos puntos importantes que nos ofrece la lectura de una Biblia en papel:
1-COMPRENSIÓN DE LA ESTRUCTURA BÍBLICA
Al buscar un texto manualmente, el lector aprende que la Biblia tiene una estructura: Antiguo y Nuevo Testamento, libros, capítulos y versículos. Ese ejercicio desarrolla nociones de orden, secuencia y contexto. Investigadores como Mangen y van der Weel explican que, cuando leemos en papel, el cerebro construye un “mapa mental del texto”: recordamos dónde estaba la información dentro de la página, lo que ayuda a comprender y ubicar mejor lo leído. En cambio, al leer en pantalla —con desplazamientos, zoom y enlaces—, ese mapa se pierde, y la lectura se vuelve más fragmentada.
2-MEMORIZACIÓN DE LOS LIBROS DE LA BIBLIA
El esfuerzo por encontrar versículos en sus respectivos libros desarrolla la memoria de una forma natural. Mover las manos, pasar páginas y repetir estos gestos crea un tipo de aprendizaje corporal y activo. Singer y Alexander destacan que este tipo de lectura, más lenta y reflexiva, ayuda a retener mejor la información, en contraste con la rapidez y la inmediatez de las pantallas. Y en esta misma línea, Clinton comprobó en un estudio que compara lectura en papel y en dispositivos. Menciona que al leer en pantallas las personas tienden a procesar el texto con menos profundidad y, como es de esperar, esa lectura fragmentada termina afectando nuestra capacidad de concentración.
3-CONTEXTUALIZACIÓN
La lectura en papel facilita una comprensión contextual. Al buscar un versículo, inevitablemente se leen los que lo rodean, lo que amplía el significado y evita interpretaciones aisladas. En cambio, la búsqueda digital por palabra clave entrega resultados instantáneos, pero desconectados del flujo narrativo o teológico. Mangen y Walgermo explican que esta diferencia se debe a que la lectura impresa preserva la continuidad narrativa, mientras que el formato digital tiende a romperla con saltos hipertextuales.
4-AUTONOMÍA ESPIRITUAL
Con el tiempo, se aprende a navegar por la Biblia con seguridad, desarrollando autonomía para estudiar, reflexionar y aplicar las enseñanzas. En el entorno digital, muchas de estas etapas se omiten. La búsqueda por palabras clave entrega el versículo listo, pero sin el viaje de descubrimiento que forma el carácter.
5-COMÚN VS. SAGRADO
La mente humana aprende a asociar objetos con significados. El celular, por su uso cotidiano y multifuncional, suele ser percibido como una herramienta común, rápida y superficial. En cambio, la Biblia física —por su forma, peso, textura y propósito— se asocia con lo sagrado, lo especial y lo profundo. Cuando el lector sostiene una Biblia impresa, su cerebro no solo procesa el contenido, sino también el contexto: está frente a un objeto que representa reverencia, espiritualidad y encuentro con Dios. Esta diferenciación simbólica fortalece el vínculo emocional y espiritual con la Palabra, algo que se diluye cuando la lectura ocurre en una pantalla compartida con juegos, redes sociales y distracciones.
“¡Leer la Biblia en papel es una experiencia distinta! No hay notificaciones que interrumpan la lectura. Hay silencio, atención y presencia”.
LA BIBLIA Y LAS NUEVAS GENERACIONES
En esa charla que mencioné al comienzo fue leída una cita que impactó mi corazón: “Así como los niños cantaron en los atrios del Templo: ‘¡Hosanna! Bendito el que viene en el nombre del Señor’ (Mat. 21:9), en estos últimos días las voces infantiles se levantarán para dar el último mensaje de amonestación a un mundo que perece. Cuando los agentes celestiales vean que no se permite más a los hombres presentar la verdad, el Espíritu de Dios descenderá sobre los niños y estos harán, en la proclamación de la verdad, una labor que los obreros de mayor edad no podrán hacer, por cuanto su camino se hallará cerrado” (Elena de White, La educación cristiana, p. 258).
Esta poderosa promesa revela por qué es tan importante que las nuevas generaciones estén desde pequeñitas en contacto con la Palabra. ¡Solo quienes viven y comprenden la verdad podrán proclamarla con autoridad y ternura cuando el Espíritu los llame! Al enseñarles a abrir su Biblia, a leerla con reverencia y a encontrar en ella la voz de Dios, no solo los estamos formando espiritualmente, sino preparándolos para el tiempo en que serán instrumentos de un reavivamiento final.
Por eso, cada momento de lectura bíblica con un niño o adolescente —cada versículo memorizado, cada promesa subrayada, cada oración compartida— es una semilla espiritual. Esa semilla germinará en el tiempo justo, cuando Dios los use para proclamar su verdad con pureza y poder. Para ayudar en este propósito, considera algunas ideas prácticas:
- Hagan juegos de búsqueda: “El primero que encuentre Juan 3:16 gana” o “Busquemos juntos los salmos de alabanza”. Este tipo de dinámicas desarrolla rapidez, concentración y familiaridad con los libros bíblicos.
 - Regala una Biblia que tenga el nombre del niño o el adolescente, con una dedicatoria y un marcador especial. Una Biblia propia crea un vínculo emocional y espiritual profundo.
 - Hagan acuerdos de que, si la Biblia está abierta, el celular debe permanecer apagado. Crea momentos de lectura sin interrupciones, tanto en casa como en la iglesia. Que la mente asocie la Palabra de Dios con calma, atención y paz.
 - Incentiva desafíos para memorizar versículos bíblicos, ya sea los de la lección de Escuela Sabática, promesas bíblicas, etc. Usa músicas y otros recursos audiovisuales como cuadritos o marcapáginas para favorecer la memorización.
 - Cultiva el hábito de marcar y escribir. Regala marcadores o post it para subrayar, anotar y volver sobre el texto, pues esto ayuda a fijar las promesas y las reflexiones en la memoria. ¡Cada marca se convierte en un testimonio personal de la fe!
 
UNA INVITACIÓN A TODOS
En un mundo donde el celular se ha convertido en una herramienta común, rápida y superficial, abrir una Biblia impresa es un acto contracultural que comunica algo poderoso: esto es sagrado; esto merece tiempo, atención y respeto.
Por eso, esta reflexión es para todos los que desean vivir y transmitir una fe auténtica. ¿Cuándo fue la última vez que abriste tu Biblia física? ¿Está presente ella en tu momento de devoción personal y en el culto familiar? Para todos aquellos que cuidan de las nuevas generaciones —maestros, líderes, familiares—, vale la pena recordar que cuando un niño ve a un adulto llevando su Biblia al culto, abriéndola en casa, leyéndola con calma y marcando sus páginas, entiende que hay una diferencia real entre un celular y una Biblia. Esa diferencia no es solo tecnológica: es espiritual, emocional y formativa. Volver a la Biblia impresa es volver a lo esencial: a recordar que la Palabra de Dios merece un lugar especial; en nuestras manos, en nuestros hogares y en nuestros corazones.
Bibliografía consultada
Nicholas Carr. Superficiales: ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes? Madrid: Taurus, 2011.
V. Clinton. “Reading from paper compared to screens: A systematic review and meta-analysis”. Journal of Research in Reading 42, Nº 2 (2019), pp. 288–325. https://doi.org/10.1111/1467-9817.12269
Michel Desmurget. Más libros y menos pantallas: Cómo acabar con los cretinos digitales. Barcelona: Planeta Publishing, 2025.
Anne Mangen y Adriaan van der Weel. “The evolution of reading in the age of digitisation: An integrative framework for reading research”.Literacy 50, Nº 3 (2016), pp. 116–124. https://doi. org/10.1111/lit.12086
Anne Mangen y B. R. Walgermo. “Reading linear texts on paper versus computer screen: Effects on reading comprehension”. International Journal of Educational Research 58 (2013), pp. 61–68. https://doi.org/10.1016/j.ijer.2012.12.002
L. M. Singer y P. A. Alexander. “Reading across mediums: Effects of reading digital and print texts on comprehension and calibration”. Journal of Experimental Education 85, Nº 1 (2017), pp. 155–172. https://doi.org/10.1080/00220973.2016.1143794
					


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